miércoles, 7 de noviembre de 2012

CAPITULO TRES



Pintura del traje Folclórico de Galicia llevado por una niña y un niño hermosos.
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Pintura del pintor gallego José Antonio Martínez. Pinturas Do Val Do Dubra en Galicia.
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Joven vestida con el tradicional traje y la gaita de Galicia.


Joven vestida como gaitera y con su gaita tradicional en Galicia.
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Joven gaitero en Galicia.



Joven vestido con el tradicional traje de gaitero en Galicia.
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Grupos tradicionales de bailes típicos gallegos.


Grupo tradicional de bailes gallegos.


Otro grupo de gaiteros y bailarinas de bailes tradicionales de Galicia.
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Algo que recuerdo mucho son las fiestas patronales en el pueblo de mi abuelo; Arabexo. Nos íbamos para la casa de mis abuelos 2 y 3 días. Mis tías María y Evangelina estaban casadas y tenían hijos, mi tía Herminda y Elvira eran aun solteras y bellas, ambas tenían novios de muchos años, José María Lodeiro y Pedro Bellon. Mi tío Manuel conocido como Manolo, era un adolescente igualito físicamente a mi abuelo. La familia Calviño era muy grande porque mi abuelo tenía 8 hermanos y cuando había una fiesta se veía hasta mas 100 de personas alrededor de la mesa y se hacían grandes comidas.


Grupo de bailes gallegos.

Después de comer todos juntos en la tarde-noche, nos íbamos a los campos donde se hacían los eventos al aire libre, había orquestas, los jóvenes bailaban, los ancianos paseaban y para los niños había la montaña rusa en el parque eléctrico. Fue en una de estas fiestas que mi tía Herminda me regaló otro vestido de organza, con unas mangas abombadas bordadas en blanco, con un lazo grande amarrado en la parte de atrás. Yo me lo puse muy contenta, acompañándolo con unas medias blancas y mis zapatos de charol. Era un vestido precioso y ninguna niña de allí se podía dar ese lujo, pues era muy costoso, pero mis tías hacían lo que fuera para que me vistiera así. Mi cabello color oro, me lo agarraban con dos coletas y me llegaba a la cintura ¡Nada que ver con una niña campesina! Mi abuelo me tenía agarrada de la mano y todos sus amigos le decían que yo era una muñeca, a él se le hinchaba el pecho de orgullo y mirándome me retó diciéndome “A que no eres capaz de subirte a la tarima con la orquesta y cantarme una canción” Ni corta, ni perezosa me subí a la tarima y le pedí a la orquesta que me prestara el micrófono y dije “Le dedico esta canción a mi querido abuelo, a mis tías y tíos, amigos y a mi hermosa mamá” Yo veía las caras de asombro de mi mamá y mis tías, mi abuelo se reía y yo empecé a cantar una canción típica de Galicia “Ondiñas veñen”. A medida que iba cantando mi voz se hacía más fuerte y yo sentía que en otra vida, ya había hecho ésto. Al terminar, todos me aplaudieron y me pedían otra. Mamá no salía de su asombro y yo empecé a cantar de nuevo, todos me acompañaron tocando las palmas, yo estaba eufórica, cuando me bajé mi abuelo corrió y me abrazó y dijo “¡Esa es mi nieta!”, mamá se acercó y me dijo “Tú si eres atrevida, cuando te vi en la tarima creí que eras un Ángel” me tiré en los brazos de mamá, ella me abrazó muy fuerte y me dijo al oído “Eres mi muñeca”.  Estas palabras nunca se me han olvidado, las llevo en mi mente y corazón.
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Tarjeta enviada por mi abuelo en 1975.


Esta fue la última tarjeta que me envió mi abuelo, Manuel Calviño Garcia, a principios de 1975. Él falleció en mayo del 1975.

En este tiempo mamá empezó a sufrir de la pierna izquierda, se le hinchó, se le puso roja y luego negra. Mamá no podía caminar y gritaba del dolor, a pesar de reposar con las piernas hacia arriba, cada día estaba peor. Recuerdo que estábamos en uno de los inviernos largos en 1958, tenía 8 años y me tuve que hacerme cargo de aquella casa, pues mamá no podía caminar. Así que mi hermanito y yo la arrastrábamos agarrándola por debajo de los brazos, en la noche para subir las escaleras y en la mañana para bajarla al piso de abajo; la acostábamos en el piso de la cocina alrededor del fuego para que no tuviera frío y nosotros a trabajar. Hacíamos todo, cuidábamos los animales, cargábamos calderos y calderos de agua, yo bañaba y vestía a mamá, tenia que lavar la ropa de los tres y con aquel frío recoger las verduras, además hacía la comida ¡Y esto no era lo peor! Ir al monte con el carro de las vacas a buscas toxos y luego llegar y rellenar la cuadra de las vacas.
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Imágenes de los diferentes carros llevados por las vacas.


Pintura típica de Galicia con el carro con las vacas, los gaiteros con trajes típicos, y el horrio donde se guarda el maíz, este es  típico en Galicia.


Carro cargado de leña alusivo al que cargamos mi hermanito y yo Dolores.


Allí como se recogía la hierva seca en los prados para guardarla en forma de palleros para alimentar el ganado en el invierno, y extenderla en las cuadras para mantenerlas secas y luego se convierte en abono para las tierra cuando se siembra, en la Galicia rural todo se aprovechaba.

¡Era demasiado para nosotros! Mi hermano y yo en la noche, caíamos en la cama extenuados, mis tíos venían una vez a la semana y hacían el trabajo pesado, pero luego nos dejaban solos. Mamá lloraba mucho, pues nos veía trabajar tanto y pensaba que era demasiado para dos niños tan pequeños. Ella duró tres largos meses en esta situación, estos fueron los más largos de mi vida. ¡Ya no podía más! Pero mamá empezó a mejorar, ya caminaba apoyada con un bastón. Poco después se recuperó, pero no quedó muy bien, adelgazo mucho, quedó muy débil y desde ese entonces fue hipertensa. Hoy en día sé que tuvo Trombosis Venosa, lo que la pudo haber llevado a la muerte, pero en ese momento no pasó, nosotros pensábamos que eso era una brujería y hasta le rezaron, pero no mejoró.


Los campesinos recogiendo leña y hierba seca.


Estos niños llevando el carro con las vacas así hacíamos mi hermano y mi persona Dolores.


En la Galicia rural los niños y los animales eramos amigos.


Una señora como se vestían en esa época para trabajar el campo.


La típica campesina de la época vestida de negro y trabajando el campo.


Típico campesino trasladando la leña.


Las vacas con que se sobrevivía en esa época en Galicia pues además de trabajar el campo con ellas nos daban leche.


Trasladando paja.


Secuencia de imágenes de la época.
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Primera Comunión de Dolores Señaris Calviño en 1959.


Mi vestido de primera comunión fue hecho por mi tía Herminda. lo recuerdo muy parecido a este pero no poseo fotografías de este momento tan importante en mi vida, la niña de la foto se parece mucho a mi, pues yo tenia el pelo largo y catire y tenia 9 años.


Torta alusiva a la primera comunión.

Después de este episodio yo hice mi primera comunión en la iglesia de mi pueblo Erviñou, vestida con un traje blanco hecho por mi tía Herminda, fue una linda ceremonia, recuerdo la cara del padre cuando me dio la ostia, por primera vez yo pensé que estaba con Dios y era santa. Todos estos años yo sufría de los oídos, me dolían mucho, tenía amigdalitis, el médico del pueblo le dijo a mi mamá que me tenían que operar, mamá y el abuelo decidieron llevarme a Santiago de Compostela para hacerme dicha operación. En una mañana fría dejaron a mi hermano con mi abuela y mi tía Herminda y nos fuimos a Bembribre a tomar un autobús grande, era la primera vez que me montaba en uno y la primera vez que salía de aquel pueblo. Cuando llegamos a Santiago de Compostela y vi aquella cuidad, llena de edificios y llena de calles anchas, yo no podía creerlo allí no había monte, todo era bonito, habían muchos coches, mucha gente con bella ropa. Nos hospedamos en una posada bellísima, era la primara vez que veía una cuidad. Las plazas de Santiago llenas de flores, frutas que nunca había visto, los plátanos que en Venezuela se le dicen cambures, cuando los probé me encantaron.


Barquillas de diferentes sabores, como las que tanto me gustan. 

Mi abuelo me compró un helado de barquilla de mantecado, mis ojos se abrieron, aquello era divino, delicioso, jamás lo había probado. Cuando caminaba por las vitrinas vi por primera vez una muñeca, no pude creerlo ¡Yo nunca tuve una muñeca! Ni una navidad, ni un carrito, ni nada y pensé ¿Dónde había vivido yo? Y me respondí yo misma: “En el monte”. Fui al médico al Hospital Central de Santiago, era un edificio grande, me subí en un ascensor y le tenía pánico, pero mi abuelo estaba a mi lado y me protegía. El médico, me colocó anestesia local, como yo tenía tanto miedo, mi abuelo se sentó en una silla, me agarró y me colocó en sus piernas, me sostuvo y me amarraron las manos a la silla para que yo no me moviera, yo estaba aterrada, tenia mucho temor y veía al médico con aquella luz alrededor de su cabeza, con unas pinzas en la mano y una tijera quirúrgica. Me operó, saco las amígdalas y las adenoides, cuando la operación terminó, yo me abrazaba a mi abuelo y lloraba sin parar, me dolía mucho. Estuvimos tres días en Santiago y solo comía helado, el cual me fascinaba. Mamá estuvo todo el tiempo a mi lado, estaba bonita, bien vestida ¡Que linda era mi mamá, cuanto la quería, a ella y a mi abuelo! Él era buen mozo, tenía el pelo canoso, ojos muy grandes, era delgado, refinado, cariñoso y muy querido, lo conocían en todas partes ¡Hasta en Santiago tenía amigos, en su mayoría políticos!
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Plaza de las platerías en Santiago de Compostela años 60.


Vista de la plaza de las platerías en Santiago de Compostela años 60.
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Santiago de Compostela.


Una de las calles de Santiago de Compostela. 

Cuando regresamos al pueblo estaba triste, pues aquella cuidad me gustó mucho, al llegar mi hermanito abrazaba a mi mamá y le preguntaba “¿Por qué lo había dejado solo?” Mi hermano al que le decimos pepe, era un niño tranquilo, cariñoso y consentido... Yo lo regañaba mucho pero lo adoraba y era el bebé de mamá, yo a veces sentía celos de él, pues se la pasaba abrazado con mamá.
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Mi hermano José Señaris Calviño.


Mi único hermano; José Señaris Calviño de 6 años en Galicia.

Yo tenía 9 años y mi hermanito 6, llegó una nueva carta de papá, pero ahora de Venezuela. En la carta le pedía a mamá que se fuera a Venezuela a acompañarlo ella sola y que nos dejara a mi hermano y a mí en España, mientras ellos se instalaban. Cuando mamá recibió la carta de una vez se puso a llorar y abrazándonos a los dos nos decía que ella  de ninguna manera nos dejaría solos. Así, que le escribió a papá y le comunicó que no dejaría a sus hijos solos jamás, dos meses después llegó la respuesta, papá le dijo que estaba bien que trajera a la niña, que era yo y dejara a mi hermanito con mis abuelos, hasta que nos instaláramos. Mamá no estaba de acuerdo, pero lo consulto con mi abuelo y como siempre, mi abuelo la convenció que debía seguir a su esposo y que dejara el niño con ellos, para luego mandarlo a buscar. Pues, papá le dijo a mi mamá que si no aceptaba esas condiciones, se olvidara para siempre de él.  Mamá se moría del miedo al pensar en dejarnos a nosotros, dejar su casa, dejar a su niño y venirse a un país que no conocía, acompañar a un hombre que desde hace 7 años no veía y recordaba como en tiempos pasados había sido su vida al lado de él. Ella lloró muchísimo para tomar esta decisión, pudo mas la razón y el que dirán, que su corazón, escuchó a mi abuelo y empezó a preparar todo para deshacerse de sus cosas para emigrar a Venezuela.
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Mi madre Carmen Calviño Gontan, y mi hermano José, y mi persona Dolores.


Mi mamá Carmen Calviño Gontan, mi hermano José y mi persona Dolores. Año 1958 en Galicia.  

En esa época, 1960; casi no se viajaba en avión, se viajaba en barco. Mamá y yo, pensábamos ¿Cómo llegaríamos América, a un lugar llamado Venezuela? Si no conocíamos ni los barcos, ni el mar. En ese país supuestamente solo existían indios, yo pensaba ¿Y si nos comían los indios? esta era la creencia que teníamos y nos dio mucho miedo; pero aun así, mamá decidió venir.

Para irnos, debíamos  vender todo lo que teníamos en la casa incluyendo los animales. Esto fue muy doloroso para nosotros, desprendernos de cada una de estas cosas y de cada uno de los animales, era un llanto permanente. Cuando mamá vendió las dos vacas, mi hermano y yo las abrazábamos, yo a la grande y él a la conchita. Yo vi lágrimas en los ojos de las dos vacas y temblaban, cuando empezaron a caminar volteaban la cabeza hacia nosotros, muían y no querían caminar. El día que vendimos la ovejita, nosotros no queríamos entregarla, entre los dos la cargamos y la llenamos de besos, pero tuvimos que despedirnos de ella.
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Mama y mi hermano José


Mi mamá Carmen Calviño Gontan, y mi hermanito José de 4 añitos. Año 1957. 

Mi hermano pensaba que también se venía con nosotros, mamá no le dijo la verdad para que no se pusiera triste. Llegó mi cumpleaños, el 21 de febrero de 1960; cumplía 10 años, nos faltaba un mes para irnos a Venezuela.  La última fiesta que se celebró en la casa de mis abuelos, fue la boda de mi queridísima tía Herminda, con el que sería mi tío Pedro Bellon. Fue una boda, que la fiesta duró tres días, entre la casa de los Calviños y los Bellon, las cuales quedaban una al frente de la otra. Mi tía preparó un ajuar hermosísimo de novia, hecho todo por ella misma, ya que después de su matrimonio, emigrarían al Brasil y nosotros a Venezuela, pero antes de partir mi tía me hizo un abrigo, cruzado de terciopelo rojo, bellísimo; el cual conserve por años. Yo siempre adoré ese abrigo, con el salí de España.
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Dolores Señaris Calviño, de 8 años 1958.


Dolores Señaris Calviño con su abrigo rojo de terciopelo, a los 8 años en Galicia. Año 1958. 

Llegó el día de la partida, mamá recogió todas sus cosas personales y las metió en su baúl, para llevarla a la casa de mis abuelos. Se le quitaron las ventanas y puertas de madera tallada a la casa y se colocaron tablas, esto para que las lluvias y los vientos no la dañaran. El día que nos despedimos de nuestra casa, mamá parada en frente con mi hermano de un lado y yo del otro, agarrados de las manos, los tres llorábamos al mismo tiempo y le decíamos adiós a la casa, donde habíamos vivido por 10 años. Mi abuelo estaba un paso atrás, se adelantó y nos abrazó a los tres a la vez y nos dijo “Calma, pronto van a volver” No sabia mi abuelo que nunca mas vería a su querida hija y nieta.

Nos fuimos a la casa de mi abuelo a dormir, allí están todos mis tíos y todos mis primos, con mis abuelos. Mi hermano abrazaba a mi mamá, él presentía algo, pero al final se quedó dormido y mamá lo acostó en el cuarto de mi tío Manolo, pero antes de dormirse mi hermanito abrazado al cuello de mamá le decía “No me vayas a dejar solo”. Ella lloró toda la noche, yo la escuchaba en silencio y la escuche decir “Perdóname mi niño, pero pronto te vendré a buscar cuando estemos estables”. Nos acostamos y nos levantamos a las 4 de la mañana, para partir. Yo me encontraba eufórica, feliz, pues yo estaba muy emocionada de ir América y conocer a mi papá, además de estrenarme toda la ropa que me había hecho mi tía Herminda.
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Mi tía Herminda Calviño Gontan, con mi hermano José, y mi persona Dolores.


Mi tía Herminda Calviño Gontan mi hermanito José  y mi persona Dolores. ¡Mi tía Herminda y yo somos como dos gotas de agua, parecemos madre e hija por el gran parecido! 

Mamá me arregló y me puso mi abrigo rojo, mis zapatos de charol; ella hizo lo mismo y tomamos nuestro equipaje, el cual consistía en dos maletas y un bolso. Toda la casa de mi abuelo estaba oscura. Mamá abrió un poquito la puerta del cuarto donde mi hermano dormía, desde lejos le tiró un beso y empezó a llorar, pues estaba dejando a su bebé.
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Mi hermano José Señaris Calviño.


Mi hermanito José Señaris Calviño de 7 años 1960.

Nos fuimos por los caminos, hasta Bembibre, donde se agarraba el autobús a La Coruña. Mamá lloro todo el trayecto y volteaba hacia atrás. Mi abuelo iba en silencio todo el camino, él se hacia el fuerte, pero pensaba que se le iba su hija querida y su nieta adoraba. Lo que él no se esperaba es que jamás nos volvería a ver.

Esto es lo que sucede cuando se desintegran las familias que emigran a otros países. Saben cuando se van, pero no cuando regresan, ni lo que les espera en un futuro. Según mi criterio, la familia jamás se debe separar, ya que son la base de toda sociedad.
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La Coruña de los años 60.


La Coruña de los años 60.


Avenida Linares Rivas, La Coruña, año 1960.

Cuando llegamos a La Coruña, nos hospedamos en una fonda hermosísima y nos quedamos 3 días para arreglar el pasaporte y los papeles. Cuando mi abuelo me llevó a ver el mar, yo abrí muchos los ojos, pues no podía entender de donde salía tanta agua y menos pensar que nos íbamos a Venezuela por ese mar ¿Cómo caminaría ese barco? ¿Dónde quedaría Venezuela? ¿Y si el barco se hundía y nos ahogábamos?
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Vídeo alusivo al amor que le tiene un padre a su hija hasta regalarle su corazón
                         
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Vídeo alusivo al amor que le tiene un padre a su hija; tanto así que llega al extremo de dar su vida por ella. Igual de intenso era el amor de mi abuelo por mi mamá. 

Estos días fueron maravillosos, llenos de paseos con mi abuelo y mi mamá. Yo miraba a mi abuelo y me daba cuenta que tenía mucha tristeza, pues el adoraba a mi mamá y lo mismo le sucedía conmigo. Cuando tuvimos todo listo, un 27 de Marzo de 1960, a las 2 de la tarde, un día soleado, nos fuimos al puerto para embarcar en el puerto de la Coruña y cuando llego veo por primera vez un barco blanco grandísimo, el cual nos llevaría América y se llamaba “Montserrat”.


El Monserrat en 1945 con los bordes negros luego en 1960 estaba pintado de blanco.

Puerto de la Coruña allí se aparcaban los barcos. El Montserrat y el Begoña, dos clásicos del puerto de A Coruña. Ambos trasatlánticos recalaron en A Coruña durante cerca de veinte años y viajaban a Venezuela y hacían una parada en las islas Canarias en los años 60.
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Puerto de la coruña. 


Puerto de la Coruña allí se aparcaban los barcos. El Montserrat y el Begoña, dos clásicos del puerto de A Coruña. Ambos trasatlánticos recalaron en A Coruña durante cerca de veinte años y viajaban a Venezuela y hacían una parada en las islas Canarias..
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El barco que nos trajo a Venezuela, el Montserrat, en 1960.


El barco Montserrat que nos trajo a Venezuela, en 1960. 

Breve historia del Montserrat:

El barco el Montserrat, fue construido en 1945, también en Baltimore, como buque de carga, para la Armada de Estados Unidos, saliendo del astillero con el nombre de Wooster Victory. Entre 1948 y 1949 fue utilizado para llevar al nuevo estado de Israel a cientos de judíos refugiados en China durante la Guerra Mundial en 1950 fue comprado por la Sitmar Line y convertido en buque de carga y pasaje, con el nombre de Castel Verde , pasando en 1957 a la Trasatlántica, que le cambió de nombre por Montserrat, viajaba a Venezuela y hacían una parada en las islas Canarias.. En febrero de 1973 completó su última singladura, desembarcando en Vigo a 46 pasajeros procedentes de Inglaterra. Después, fue llevado hasta Castellón, en donde se desguazó.
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El día de la partida en el puerto, mi abuelo a nuestro lado observaba, junto a nosotras el gran “Montserrat” y la escalera por donde nos subiríamos a él. Llegó la hora de partir, mamá y mi abuelo se abrazaron muy fuerte, un rato en silencio; ambos lloraban. Mi abuelo me abrazó, se agachó y con lágrimas en los ojos me dijo “Prométeme que cuidaras a tu mamá y que volverás pronto a verme, te estaré esperando siempre” yo tenía a mi abuelo abrazado por el cuello, llorando desconsoladamente y no lo quería soltar. De pronto agarre a mamá de la mano, había mucha gente despidiendo a sus familiares, mi abuelo ahí solo parado, diciéndonos adiós con su mano. Mamá y yo subimos las escaleras, nos quedamos pegadas a la baranda en la proa, diciéndole adiós y el barco empezó a moverse hacia el mar, alejándose poco a poco. Mi abuelo se quedó solito allí, todo el gentío se fue, pero él no; según el barco se alejaba, él se fue poniendo mas chiquito, saco su pañuelo blanco y lo movía, hasta que desapareció. No sabía yo, que esta sería la última vez que vería a mi querido abuelo. Nunca mas lo vi, se fue al cielo y no pudo esperar que yo volviera, paso demasiado tiempo. ¡Como te quise abuelo, como te quiero! En esta narración, volví a llorar de la misma forma y vuelvo a verte igualito, aunque ha pasado tanto tiempo, tu imagen, siempre fue muy grande en mi vida y lo seguirá siendo, hasta que nos encontremos en la eternidad. Cuando yo cumpla mi misión en la tierra y me tenga que ir. Sé que tú me estarás esperando para volver a verme y los dos nos abrazaremos por siempre en la eternidad.
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Mi abuelo materno Manuel Calviño García, en 1960.


Manuel Calviño García. Así era mi abuelo cuando yo salí de España.
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Imágenes simbolizando nuestra partida a Venezuela en 1960.


Para ver la imagen grande haga click  encima de la misma.

Fotografias simbolizando nuestra partida a Venezuela. En la izquierda, la escalera para subir al barco, en el centro, el gentío despidiendo a sus familiares y a la derecha, mi abuelo con su mano levantada, diciéndonos adiós. 
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Foto en homenaje a los emigrantes del mundo en esa época.


La mirada de la emigración (Imagen de Manuel Ferrol).
"En el inconsciente colectivo de los gallegos, el drama de la emigración tiene una imagen muy precisa: un hombre con el rostro crispado por la pena acurruca el rostro lloroso de un niño al que aferra pasándole el brazo por el cuello. Es una fotografía tomada en 1957 en la estación marítima de A Coruña. La fotografía representa a un padre y su hijo llorando y sus protagonistas fueron identificados años después como Xan y Xurxo Calo de Finisterre.

La imagen de aquel padre e hijo rotos por el dolor que Manuel Ferrol retrató aquél 27 de noviembre de 1957 en la Estación Marítima, donde ahora se alza el nuevo Palacio de Congresos, fue para el fotógrafo coruñés (fallecido en 2003) “más que un Pulitzer”. Fue realizada en una época trágica, cuando la falta de horizontes empujaron a uno de cada tres gallegos a dejar atrás su tierra.

Manuel Ferrol es el único gallego que aparece en la prestigiosa Historia de la Fotografía de Beaumont Newhall y está permanentemente expuesto en el Museo de la Fotografía de Columbia, en Estados Unidos. La célebre foto, titulada Emigración, fue seleccionada en una exposición itinerante que recorrió el mundo para mostrar las obras maestras de once fotógrafos entre los que se contaban, además del coruñés, los legendarios Robert Capa o Cartier-Breson.

La fotografía del hombre y el niño fue como un objeto de culto durante el franquismo y se rodeó de cierta aura de clandestinidad. Gran parte de los negativos del trabajo que había hecho Ferrol en el puerto de A Coruña quedaron guardados en un cajón. Pero aquella imagen tenía tanta fuerza que se fue filtrando en diversas publicaciones, donde aparecía casi siempre sin firma. Los grupos antifranquistas la convirtieron en un icono de la lucha contra el régimen, sobre todo desde que la divulgó en sus páginas la mítica revista El ruedo ibérico. Pero hasta la muerte del dictador, ni siquiera se estaba muy seguro de su autoría. Fue tras la llegada de la democracia cuando la revista Foto dio a conocer al hombre que había captado aquella imagen.

Ferrol había sido hasta entonces un fotógrafo más que regentaba su propio negocio en A Coruña. En el final de su vida, ya retirado, pudo disfrutar de la satisfacción de ver convertida aquella imagen en el testimonio definitivo de una parte de la historia de Galicia. Manuel Ferrol murió en La Coruña en el año 2003." - Fotos e historia extraídas de Internet.
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Niños cantores en Galicia. 


Grupo de niños cantores acompañados de la gaita Gallega.



Si desea ver las fotos más grande haga click sobre ella y saldrá la galería del capítulo.


Hermoso vídeo de la hermosa Galicia.

 

 Bellisima jovencita vestida con el traje típico de Galicia.
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Dolres Señaris Calviño, autora del blog. 

 

En estos tiempos, por ejemplo, en Venezuela han sucediendo sucesos importantes y todos los venezolanos estamos a la expectativa, los acontecimientos políticos, los sociales, y el día a día es bastante difícil, pero en la unión está la fuerza, con el trabajo y buena voluntad saldremos adelante como salieron otros países que han pasado por algo parecido, sigamos luchando y oremos por nuestras familias. Ojalá que los gobernantes puedan dirigir a Venezuela hacia un futuro positivo.  Dolores Señaris Calviño
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Nota: para saber más de todo lo que realizamos en Internet, aquí tienen los Link de cada una de las páginas solo haz clic en cada una de ellas y aparecerá la información. Se reservan los derechos de autor. Gracias por seguirnos.
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6 comentarios:

  1. Tu historia dura a más no poder, engancha. Al lado de hechos dramáticos, mezclas hechos que quitan el dramatismo, como lo de los condones o la botella de anís que os bebisteis. Y yo siempre he pensado que había sido la/el número 1 en edad a la hora de emborracharme con anís, veo que me habéis superado.
    Cuando se le cuenta a la gente de hoy, que a la edad de 7 años había que trabajar y tener responsabilidad, nos miran como si estuviésemos hablando de la Edad de Piedra o de la época de los Reyes Católicos.
    Lo que tú narras era tal cual, mucho trabajo poca escuela y eso que era obligatoria, pero…………
    Como te decía anteriormente Chelo a quién le envío un fuerte abrazo, todo lo que tú dices ha sido real.
    Hablas del ayer, de un ayer no tan lejano. Un ayer que gracias a gente como tú nos recuerdas, y nos haces retrotraernos al pasado de esa niñez que nunca tuvimos, puesto que desde niños teníamos responsabilidades.
    Muchas gracias por dejarnos este legado que son tus memorias de lo vivido y que en cierta forma, muchos somos los que nos vemos reflejados en ellas.
    Un fuerte abrazo ….

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  2. te traslada a otros tiempos, aunque no los vivieras. muy bien

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  3. Leer esta historia, indudablemente real, nos llena de sentimiento al ver lo que sufrió la gente que tuvo que emigrar, desprenderse de su nicho y desintegrar sin intención su familia mas querida para irse a un lugar desconocido a buscar una mejor vida.
    En pleno siglo XXI, es lamentable que esto suceda como consecuencia de la politiquería y el desprecio por la sociedad.
    La narración de la autora debería hacer reflexionar a aquellos dirigentes cuyos intereses son agenos a los de su propia sociedad.
    A la autora, siga adelante con su obra que se perfila un gran éxito.

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  4. Hola, a todos los seguidores de este blogs, yo su autora quiero darles las gracias por tanto alago y expresiones de cariño, quiero decirles que gracias a ustedes, en tan solo unos cuantos capítulos hemos sobrepasado, mil quinientas entradas de muchas partes del mundo, pero lo que mas me sorprendió es que me están siguiendo de ese pueblo que narro en la historia, ya llego la tecnología allí y eso me encanto. Gracias de nuevo y reciban un abrazo que esta historia los una en todo el mundo. Dolores Señaris Calviño desde Venezuela.

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  5. El video del amor del padre hacia la hija transmite un profundo mensaje de de amor de los padres hacia los hijos, tan necesario hoy en día cuando la sociedad en la extención de todo el planeta muestra inobjetables evidencias de una descomposición social. Es fácil ver como jóvenes que supuestamente fueron lejos del control de los padres a estudiar y regresan a ellos destruidos por un tal modernismo (Llenos de piersing,tatuajes y hasta embuídos en drogas y vicios) Estos jóvenes reflejan una gran carencia de amor de sus padres y de quienes le rodean. El video llama a la reflexión.

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  6. El video de La Coruña. ¡ Qué bonita colección de paisajes y muestras arquitectónicas antiguas de España conservadas como fieles reliquias y con respeto al ambiente admiable ¡. Buen ejemplo aseguir. Saludos a quienes se encargan de mantener esas reliquias.

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