martes, 30 de octubre de 2012

CAPITULO DOS


La joven cita vestida con el traje típico de gallegita.

Galicia: Conserva la tradición del traje regional gallego, que hoy en día es usado especialmente en actos folclóricos como la muñeira, la danza tradicional, o gaiteros. La vestimenta regional la usaban campesinos hasta principios del siglo XX y cabe destacar que existen variedades locales del mismo traje así como un traje para las tareas cotidianas y otro de gala. El más representado y conocido fuera de tierras gallegas como traje regional es el que se usaba en las ocasiones de gala. 

Traje femenino.

El traje regional gallego para las mujeres está formado por una falda larga, que suele ser roja con unas cintas negras en la parte inferior, que va encima de la enagua y el pololo, pantalón ajustado en la rodilla y las medias blancas o caladas. Por encima de todo esto, se coloca un mandil negro a modo de delantal, cuya longitud puede variar. En la parte superior, las gallegas visten una blusa o camisa blanca y encima un chaleco y dengue (una especie de pequeña capa de tela decorada con perlas y terciopelo con puntas largas que se cruzan sobre el pecho) de paño negro. Como calzado, pueden llevarse zuecos con suela de madera o zapatos negros de tacón bajo.

Traje masculino,

Para los hombres, las piezas indispensables del traje de gallego son una camisa generalmente blanca, que va cubierta por un chaleco normalmente negro. En la parte inferior, llevan los calzones (el nombre que reciben los pantalones) negros y las polainas (paño que cubre las piernas desde las rodillas hasta los pies, normalmente de color negro y que también cubren la parte delantera del zapato). Rodeando la cintura, se coloca una faja, que puede ser de distintos colores aunque suele ser roja y en los pies también suelen calzar zuecos o zapatos negros.
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Carro tirado por las vacas cargado con leña.


Carro tirado por las vacas cargado con leña, y el hórrio donde se guardaba el maíz, y los jóvenes con el traje típico de Gallegos.
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Hórreos de Galicia:


Hórreos de Galicia: Breve historia.

El hórreo: Es la construcción realizada por el hombre después de largo tiempo observando la forma de almacenar, secar y conservar el grano, el cual exige una buena ventilación, aislamiento y protección de la humedad, además de un adecuado sistema de defensa contra  insectos, roedores y pájaros.
Existen distintas formas de hórreos: redondos, cuadrados, octogonales, rectangulares y hasta en forma de “L”
Por los materiales utilizados en su construcción  los hórreos pueden ser: de varas, madera, piedra y mixto.
La  forma del mismo y los materiales empleados dependían del grano que se iba a almacenar (porque no solo almacenaba maíz sino también trigo, centeno…), del clima de la zona,  de la cantidad de grano,  la fantasía del constructor y los medios económicos de los que se disponía.
El origen  de esta clase de construcción no está determina, aunque existen documentos muy antigüos en los que se hace referencia a ellos.
Aunque creemos que la antigüedad de cada uno de ellos viene determinada en la frase dicha una y otra vez por los dueños: “Yo siempre lo recuerdo ahí”
Las partes más relevantes de un hórreo son:  tornaformigas, soportes, tornarratos, dinteles, claros, penales, pinches, tejados, sobrecenas y adornos (cruces y turulecos).
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Dolores y José Señaris Calviño, con nuestra madre  Carmen Calviño Gontan, en Galicia en el año 1956.


Dolores y José Señaris Calviño con su mama Carmen Calviño Gontan en Galicia en el año 1956.
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Casa alusiva a la nuestra en Erviñou en Galicia.


Nuestra casa en Erviñou en Galicia  era muy parecida a esta, quedaba en las afueras del pueblo y tenia el hórrio para guardar el maíz en la misma posición y lo mismo el patio y se veían nuestros prados solo con ver por la ventana, hoy después de 55 años con el clima inclemente en Galicia esta casa cuando yo viaje a Galicia en el 2013 ya no existe solo las tierras y los prados y el camino y pertenecen en su totalidad a mi hermano ya que yo le cedí todos los derechos, pues yo me quede en Venezuela por siempre adquirir  la nacionalidad venezolana y adoro este país, pero añoro mis raíces.
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Caserío en la Galicia rural así recuerdo yo al pueblo donde nací Erviñou en Galicia.


Esta imagen de casas se parece mucho a lo que yo recuerdo del pueblo de Erviñou en Galicia en 1960.
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Dolores Señaris Calviño, con 6 años de edad. 1956.


Dolores Señaris Calviño en Galicia en 1956.
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Mi hermano José Señaris Calviño, de 3 años de edad. 1956.


 Mi hermanito de  3 años José Señaris Calviño en Galicia en 1956.

Cierro los ojos y voy a mi niñez, tengo 6 años, todos mis recuerdos vienen desde esa época año 1956.

Anteriormente describí nuestra casa. En la parte de arriba solo tenía dos camas y mamá tenía un baúl grande cerrado donde ella guardaba sus pertenencias y recuerdos de cuando vivía con papá. Teníamos 4 ventanas, en cada lado del piso de arriba, dos daban al camino principal y dos a los prados, que se divisaban a lo lejos. La escalera, como ya dije anteriormente era de manera y teníamos una cuerda larga y gruesa colgada de los dos lados y allí colgábamos la ropa de los tres. No había ni gabinetes, ni baño, para eso debíamos bajar e ir al monte y la cara se lavaba en una ponchera, mamá nos bañaba en una tina con agua tibia en el piso de abajo.

En la cocina teníamos una ventana y debajo teníamos un fregadero de piedra, además, un mueble de madera que se llamaba “Artesa” y allí se guardaba el pan de maíz, que se hacía en cada casa y el pan se conocía como “Broa”.  Este pan se realizaba en el horno de piedra que cada casa tenía y se calentaba con leña, hasta que se ponía rojo, luego en el horno se colocaba la masa de maíz y se le daba la forma redonda, se cerraba la puerta de hierro con bosta de vaca, la cual se secaba con el calor y se dejaba de un día para otro, saliendo el pan de maíz doradito, para el consumo diario. Este pan a mí no me gustaba y el pan de trigo que yo comía lo distribuían a caballo una vez cada 15 días y mamá compraba de este solo para mí, el cual conservábamos en bolsas plásticas para que durara tiempo.
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El tradicional horno de piedra en la Galicia rural.


Con mucha leña se calentaba el horno de piedra.


Después de estar bien caliente se colocaba la masa del pan de maíz y luego se cerraba y se dejaba hasta el otro día.


Pan gallego de trigo, artesa y pan de maíz broa.

En un pueblo campesino remoto, en un rincón del Valle de Dubra, en Bembibre entre Santiago de Compostela y la hermosa Coruña, llamada hoy la cuidad de cristal, era donde vivamos en una casa de pueblo, en la parte de atrás quedaba la cuadra de las vacas, las cuales compartían con nosotros como si fueran parte de la familia y que gracias a ellas poseíamos todo lo necesario para sobrevivir.

En la cuadra teníamos dos vacas lecheras, una era grande y blanca, era la más vieja y la llamábamos “Grande”, la otra era una jovencita, que llegó a la casa siendo una becerrita, era marrón y tenía manchitas blancas, se llamaba “Conchita”. Teníamos una cabra toda blanca con manchas negras, una ovejita bien peludita, blanca y se llamaba “Bella”, además una perrita que mi hermano y yo adorábamos. Estos animales eran parte de nuestras vidas, los cuidábamos, los alimentábamos y con ellos trabajábamos el campo, siempre teníamos leche de la vaca y cuando esta se acababa, teníamos leche de cabra.


La vaca con su becerrito.


Imagen representando a nuestras dos vacas: Grande y Conchita. Obra realizada por el pintor español José Antonio Martínez.


Grande, Conchita, la ovejita, la cabra y la perrita. Animales que me acompañaron en mi infancia. 

Mamá y nosotros hacíamos todo, mi hermanito y yo cargábamos los tobos de agua desde el pozo a la casa para el aseo personal, para limpiar y para alimentar a los animales. ¡Eso eran tobos y tobos! En verano sacábamos las vacas a pastar, a mí me tocaba sacar a Grande y a mi hermano a Conchita. En esta estación hacía muchísimo calor y era cuando se aprovechaba para sembrar, para luego recoger y guardar para el invierno y si quedaba algo, se vendía en el pueblo para obtener dinero. El campesino es muy previsivo, siempre guarda para que la comida no falte, pues durante la época de invierno no se produce nada. En verano  se realizaban las fiestas patronales en los distintos pueblos y se hacían muchos eventos en áreas abiertas, donde asisten los habitantes de los pueblos vecinos. Las familias se reúnen y se hacen grandes comidas, cada día en una casa diferente. En Arabexo, las fiestas duraban hasta 3 días seguidos sin parar, la casa de mis abuelos era punto de reunión por su popularidad. Mis dos tías aún solteras, Elvira y Herminda tenían muchos pretendientes y mi tío Manolo era un joven de 15 años.  Los hermanos de mis abuelos asistían con sus familias el día de las fiestas y se reunían hasta 100 personas alrededor de la mesa, niños, jóvenes y adultos. Además, había mucha comida, dulces y la famosa rosca dulce riquísima, vino hecho en casa de uvas naturales y además se compraba el comercial. ¡Siempre fue algo inolvidable para mí! Lo recuerdo hermoso, irrepetible y jamás lo olvidaré.
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Rosca Dulce Gallega.


Rosca Dulce Gallega.

Mis tías a mí me tenían terror, pues yo les registraba todas sus pertenencias, me ponía su ropa, usaba sus pinturas, me ponía sus tacones y aparecía en la fiesta, me montaba en la mesa y empezaba a bailar flamenco y toda la familia me aplaudía, mi abuelo materno se moría de la risa y me agarraba y me decía “Esa es mi nieta”. Los novios de mis tías me consentían, pues  mi abuelo me ponía a cuidarlos y para que los dejara solos, ellos me regalaban pesetas para que me comprara caramelos y yo me iba. Estos son mis tíos hoy en día, José María Lodeiro, a quien yo adoraba por su elegancia y el cual duró mucho tiempo de novio con mi tía Elvira y mi tío Pedro Bellon, el cual hoy vive en Brasil y se casó con mi tía Herminda en 1960 y la fiesta del matrimonio duró tres días, de la casa de los Calviño a la casa de los Bellon que quedaba al frente y a la semana siguiente ellos partieron para Brasil y nosotros a Venezuela.


Mis tíos Herminda Calviño Gontan y Pedro Bellon. Elvira Calviño Gontan y José María Lodeiro.

Mi abuelo me adoraba, me quería tanto que me sentaba en sus rodillas, me acariciaba el cabello y me decía que yo era bella, inteligente y que iba a lograr todo lo que quisiera. Yo  siempre llevo la imagen de mi abuelo en mi mente, a pesar de los años. Mamá era conmigo y mi hermano especial, íbamos a la escuela en la semana y los domingos a misa, todas las señoras del pueblo nos miraban mucho, pues en una aldea la gente era descuidada, los niños iban a la escuela sucios, despeinados y con ropa remendada. Mi mamá ponía especial atención en que nosotros estuviéramos bien, nos bañaba a diario con agua caliente aunque afuera hiciera mucho frío. Yo tenía el cabello largo y dorado, mamá lo mantenía limpio y brillante, siempre me hacía dos coletas y me ponía unos lazos. Ella me hacía vestido, con un gran lazo en la parte de atrás, amarrado en la cintura ¡Parecía una muñeca! Mi tía Herminda era costurera y me hacía vestidos de Organdí y con nido de abeja, para las fiestas. Acompañaba los vestidos con medias blancas y zapatos de charol. Cuando entrabamos en la iglesia, todo el mundo volteaba a vernos y las señoras del pueblo siempre comentaban “Ahí vienen los hijos de Carmen, ¿Cómo hará para mantenerlos así?”. Yo era muy pretenciosa, presumida y altiva, cuando me veía en el espejo y algo que llevaba puesto no me gustaba, simplemente no salía. Yo hoy pienso que con eso se nace, yo iba a la escuela, era la que ayudaba a la maestra, la primera en llegar y la que hacia los trabajos más rápido. En ese momento el gobierno impuso el vaso de leche escolar, recuerdo que la primera vez que batimos una olla de leche en polvo que no conocíamos, la batimos en agua tibia, le pusimos azúcar y quedo espumosa, recuerdo que era deliciosa.
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Dolores Señaris Calviño.


Dolores Señaris Calviño de 8 años en Galicia, año 1958.

La maestra fue destacada en aquella escuela del pueblo, donde vivía. Ella era una chica joven, educada y a mí me quería mucho. Yo colaboraba con ella en todo, un buen día la transfirieron para Santiago de Compostela, ella llamó a mamá y le dijo “Señora Carmen, la mandé a llamar porque le quiero decir que su hija es muy inteligente y merece otro tipo de estudio, ya que es brillante. Yo quiero tramitarle una beca y llevármela a Santiago de Compostela, para un colegio de monjas, donde le den la educación de acuerdo a su intelecto. Pues aquí está perdiendo su talento. Ella estará becada todo pago” mamá me miró y sus ojos se le llenaron de lágrimas, me abrazó y le dijo a la maestra que se lo agradecía, pero yo era su niña y no podía separarse de mí, así que no dejaría que fuera a ninguna parte. A mí me encantaba cantar y tenía una voz fuerte, siempre cantaba en las fiestas y en la escuela todos me aplaudían y eso a mí me gustaba.
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Esta era la casa donde funcionaba mi escuela en ese pueblo Erviñou 1960 totalmente restaurada cuando yo viaje en el año 2013.


Cuando yo visité Erviñou en mi viaje en el 2013 y vi la casa donde funcionaba mi escuela, las lagrimas se me salieron y los recuerdos vinieron a mi de nuevo, el perfume de mi mama me llego su olor cerré los ojos y puse mi mano en el corazón y dije en silencio, gracias mama ya habían pasado 55 años y estaba otra vez frente a mi escuela.


La casa donde funcionaba mi escuela en los años 60 en el pueblo de Erviñou en Galicia hoy totalmente restaurada.


Catedral de Santiago de Compostela. 

Vienen a mí, recuerdos con horror, uno de esos inviernos largos y fríos, que el viento sonaba y el granizo caía y duraba dos o tres días lloviendo. Cuando salías los charcos del piso eran hielo, el agua era hielo y solo podíamos estar alrededor del fuego. El día empezaba a las 9 de la mañana y a las 6 de la tarde ya era de noche. Mientras mamá les daba comida a los animales, mi hermano y yo dormíamos acurrucados cada uno en el banco de la cocina y luego los tres abrazados nos íbamos a la cama y nos tapábamos hasta la nariz. En esa época el frío era demasiado intenso, una de esas noches, había una tormenta muy fuerte, los vientos sonaban, parecían tornados y los relámpagos caían. Eran como las 3 de la mañana, todo estaba oscuro no existía la luz eléctrica, estábamos dormidos y sentimos un estruendo espantoso, mamá prendió una vela y con horror vimos que la pared que dividía la casa se cayó y las piedras llegaban hasta la orilla de la cama, quedando la escalera y todo el piso tapado. Solo nos quedó una ventana. Llovía torrencialmente, nosotros comenzamos a llorar y mamá no sabía qué hacer, nuestra casa quedaba a las afueras del pueblo y para ir a pedir ayuda, había que atravesar un río el cual se desbordaba y se llevaba todo a su paso.


Fotos alusivas a la nieve, las tormentas y a nuestra casa que quedaba a las afueras del pueblo. 

El cielo estaba negro no se veía nada y nosotros tres ahí sin poder hacer algo, de pronto mamá nos dijo “Tengo que buscar ayuda” y abrió aquella ventana y expresó “Quédense aquí que yo voy al pueblo a buscar ayuda, voy a saltar por la ventana” yo la miré horrorizada, pues era el segundo piso, como podía saltar. Ella se subió a la ventana se agarró de ella y se tiró, quedando guindada de un tubo sobresaliente de la casa. Yo viendo desde arriba, no podía hacer nada, al final el vestido de mamá se fue rompiendo y ella cayó al suelo, quedando inmóvil. Yo veía que no se paraba. Mi hermano y yo llorábamos uno abrazado al otro, temblando del miedo. De pronto mamá se paró y dijo “Estoy bien, quédense quietecitos. Yo busco ayuda y vengo” mamá se alejó dejándonos ahí sólitos muertos de miedo. Todo era oscuridad lluvia y viento, mi mamá se perdió en la oscuridad, no se cuánto tiempo paso, en ese lugar solo habían dos niños; uno de 3 años y otro de 6 años abrazados cerca de la ventana, esperando el retorno de su madre. Al rato vimos a lo lejos antorchas prendidas, los vecinos vinieron acompañando a mamá, nos bajaron por la ventana con una escalera. Mi hermano y yo abrazamos los dos a mamá con mucha alegría ¡Otra vez estaba con nosotros! Ella quería abrir la puerta de abajo, pues pensaba que las piedras habían matado a todos los animales. Los vecinos le decían que no abriera la puerta, porque se podía derrumbar la otra pared. ¡Mamá era tan valiente! Que decidió probar y ante el asombro de todos, abrió la puerta poco a poco y como si fuera un milagro, no cayó ni una sola piedra. Se había derrumbado la mitad de la pared cayendo en el piso de arriba, pero en la cuadra no cayó ni una sola piedra, todos los animales estaban bien, acostados y durmiendo.


El campesino trabajando el campo con las vacas.


 Imágenes de la Galicia rural.


En verano se sacaban las vacas a los campos para que se alimentaran con la hierba.


Las vacas pastando.



La vaca alimentando al becerro.

Los días fueron pasando, vinieron mis tíos y con la ayuda de los vecinos volvieron a levantar la pared, más no la escalera, pues era de madera y había que mandarla a fabricar, así que solo podíamos subir y bajar cuando mamá nos acompañaba, ya que lo hacíamos con una cuerda. Pasamos muchos apuros, para poder reparar aquella casa, porque no teníamos recursos económicos, además el invierno no permitía hacerlo. Con la llegada del verano mamá fue a la feria y vendió diferentes artículos como huevos, frutas y un becerro, reuniendo así lo suficiente para mandar hacer una nueva escalera. Yo siempre me preguntaba, ¿Cómo en esos pueblos, con tanto trabajo y con tanto esfuerzo se puede vivir sin tener dinero? ¡Claro! trabajando las tierras para tener lo necesario para comer, teniendo los animales necesarios para trabajar la tierra y poseer carne, leche, huevos. ¿Cómo funciona esto? Bueno, por lo menos en nuestra casa éramos nosotros tres y siempre teníamos leche, mamá en la mañana se levantaba y ordeñaba directamente de la vaca, la leche calentita que mi hermano y yo tomábamos con mucha alegría. Esa leche era cremosa, divina y en todas las casas las vacas servían para trabajar el campo y dar leche, por eso se cuidaban mucho, se alimentaban muy bien y en verano se sacaban a pastar. En la noche mamá les hacía en un caldero grande, una especie de sopa con mucha agua y verduras como calabaza o auyama, maíz entero, patatas y cebada.


Fotografía de la izquierda, forma de almacenar la hierba seca, se le denomina palleiro. En la imagen del centro y en la derecha, mi hijo Isidro José de 5 años, al lado del palleiro y en la cuadra de las vacas, en casa de mis abuelos maternos en Arabexo, en el primer viaje que hicimos a España, año 1975. 

En el invierno se alimentaban con hierba seca, que en el verano se recogía y se almacenaba para ellas, estas duraban todo el invierno. Los trabajos en el campo son muy duros, hay que preparar la tierra, sembrar y luego recoger la cosecha, para esto se hacia el conocido “Trueque” con los vecinos y cada día se preparaba o recogía lo de una casa. El dueño de la casa y de la cosecha, ese día tenía que hacer muy buena comida y llevarla acompañada de vino, pan y frutas, este era el trabajo que hacíamos mi hermano y yo. Mamá dejaba todo casi listo y nosotros a la hora del almuerzo íbamos a donde estaba el carro montado en una base con el yugo donde van las dos vacas que arrastran el carro. Mi hermano y yo, cada uno metía su vaca en el yugo, montábamos toda la comida, cabe destacar que estas vacas eran tan adiestradas y mansas, que se conocían los caminos, nosotros nos montábamos en el carro y ellas llegaban solas al destino y eso que tenían que atravesar un puente, en un río, donde había una curva y dos caminos, pero ellas no se perdían. Yo creo que ellas piensan, porque si no ¿Cómo mi hermano y yo íbamos a recoger leña y las vacas regresaban solas sin decirles nada? Sabían la dirección perfecta para regresar a casa y nosotros la mayoría de las veces llegábamos dormidos. Estas tareas eran duras para unos niños, uno de 5 años y otro de 8, pero así es la vida de los pequeños hijos de los labradores campesinos. No tienen infancia sino trabajo para poder sobrevivir.
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Imágenes de distintos carruajes que se utilizaban para trabajar en el campo en la Galicia rural.


Obra realizada por el pintor español José Antonio Martínez.


Este carro es similar al que nosotros usábamos.


Pintura realizada por el pintor español José Antonio Martínez.

Algo importante en la vida del campesino, es tener siempre carne, para ello se crían uno o dos cochinos, se cuidan, se alimentan bien y se mantienen limpios, pues ellos son una fuente para tener  la carne necesaria por un año. En mi casa, con un solo cochino era suficiente, recuerdo que se mataba en la época de Carnaval y era como un ritual. En cada pueblo existía un hombre que era experto en esto y en cada casa se contrataba por un día, él venía mataba el cochino y con ayuda de toda la familia se dividía en presas. Esta carne se salaba para su conservación, todo se aprovechaba y se hacía ricos chorizos, morcillas, chinchurrias y la paleta de jamón serrano, se colgaba de la cocina para que se secara y durante el invierno se agarraba de allí.


De esta forma se curaban los chorizos,

La otra carne, se cortaba como correspondía y se guardaba en una alacena, que es un gabinete con repisas y abajo con una bañera, parecida a la que usamos para bañarnos, en este lugar se guarda la carne para conservarla, los pedazos de carne con grasa son los famosos chicharrones.


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Distintas lareiras en la Galicia rural.


Obra realizada por el pintor español José Antonio Martinez.


Los utensilios que se usaban para cocinar en la lareira con leña.


Foto simbólica de la lareira y los bancos donde se sentaban las familias a compartir, alrededor del fuego.

Historia de la lareira en Galicia.

No siempre es posible reunirse con la familia, amigos o simplemente con extraños y conversar alrededor del fuego degustando productos típicos de la zona y tomando vino en tazas de barro calentito. Esto es lo que hacían antiguamente los habitantes del siglo XVIII en sus casas, calentándose y cocinando en la “Lareira”, punto principal de la vida en la casa.
Y es en su cocina, tras la visita y una vez cerrado al público, y sólo para nosotros, donde prepararemos el fuego de la Lareira, alrededor de la cual cenaremos, escuchando historias y conversando hasta que el cuerpo aguante y disfrutando de una queimada típica de la zona mientras recitamos el conjuro.


Distintos modelos de calderos.


Este era el caldero o pote de hierro fundido que usaba mi abuelo para cocinar los chicharrones.

Mi abuelo era el que hacia los chicharrones cocinados en un caldero o pote como de hierro que se usaba mucho en Galicia en las lareiras ya que debían ser altos ya que se cocinaba con leña, poco a poco, en un rico fuego y toda la familia compartiendo.


Las tazas que se usaban para calentar el vino y poder remojar el pan era delicioso.

Se servía el vino tinto en tazas grandes de barro y se comían castañas asadas en una lareira, ese día había pan de trigo. Yo recuerdo, que estaba acurrucadita al lado de mi abuelo ayudándolo hacer los chicharrones y tomando vino de la misma taza los dos. Algo riquísimo que siempre recuerdo y a veces me llega el sabor, es cuando mi abuelo y yo mojábamos el pan en el vino y no los compartíamos. Mi abuelo nos contaba historias de la guerra y yo siempre terminaba sentada en sus rodillas, él me acariciaba el cabello. ¡Mi amor por mi abuelo era tan grande! Que era el mismo amor que mi mamá sentía por él como padre, mi abuelo decía “Esta nieta mía va a ser muy grande, pues es preciosa, sabelotodo y a veces me dice unas cosas que me dejan boca abierto” y todos se morían de la risa, él con aquel orgullo, teniéndome en sus rodillas me decía que  le cantara una canción que en Galicia era tradición y se llama “Ondiñas veñen e van” y  otra canción llamada “La virgen de Guadalupe” A mí me gustaba mucho cantar, porque mis tías se reían y me aplaudían, estas reuniones familiares es lo más bello que yo recuerdo. Recibía tanto afecto de mi familia que era inmensamente feliz, pero esto duraba 3 o 4 días y luego… ¡A trabajar!
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Dolores Señaris Calviño, y mi cuñada  Maruja Lamas Calviño.


Mi persona Dolores y mi cuñada Maruja en el año 2013.


Dolores Señaris Calviño con mi cuñada Maruja Lamas Calviño, en la casa de nuestro primo Manuel Señaris en Arabexo en Agosto 2013, Manuel en recuerdo a las tradiciones de la Galicia rural tiene en su jardín de decoración estos hermosos potes o calderos.
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Distintas tradiciones de la Galicia rural y que hoy en día todavía se conservan:
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Las castañas.


En la lareira se cocinan las castañas con leña tradición en Galicia.


Filloas, lareida con castañas al fuego, pan gallego y caldero tradicional.
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Las tradicionales filloas.

La noche de Carnaval, se reúnen todas las familias en las casas. Es tradición tener una piedra cuadrada lisa, que se calentaba y se hacia las “filloas”, que son muy similares creps, se utilizan para comer la carne del cochino y se hacían enorme cantidades para toda la familia, nos sentábamos alrededor del fuego toda la familia. Se hacía chocolate caliente, venían mis abuelos, mis tías y mis primos.

En la Galicia rural se preparaban las Filloas en una piedra cuadrada, hoy en día en algunas casas se conserva la tradición, estas Filloas fueron preparadas en casa de mi primo Manuel Señaris el día de las fiestas de Arabexo donde yo estaba de invitada ya que viaje a Galicia en el 2013 en el mes de Agosto, y fue una delicia compartir estas tradiciones con mi familia Dolores.


Hoy en día las filloas se preparan en sertenes y quedan así redondas como las de la fotografía.


Estas filloas se hicieron en la tradicional piedra, en la fiesta de Arabexo cuando yo viaje en el año 2013 estaban deliciosas Dolores Señaris Calviño.


Allí en casa de mis primos disfrutando las ricas filloas.


También con las filloas se pueden elaborar ricos dulces estas están rellenas de crema y quedan  deliciosas.
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El delicioso pan Gallego. 


Plano.


Otro modelo del tradicional pan Gallego.



Vídeo de la canción que yo cantaba, "Ondiñas veñen e van".

Recuerdo que a la edad de 8 años, un día de esos en los que iban a matar el cochino, mamá compró una botella de Anís y  una de caña blanca, para brindarle una copa al matador, la guardó en la alacena. Ella tenía que ir a Bembibre y me dio a mí las instrucciones para que cuidara de mi hermano y de la casa, ya en este momento teníamos luz eléctrica, esto se relatara en otro capítulo.  Mamá se fue y yo era muy tremenda, invité a todas mis amigas y mi hermano como era el pequeño y el llorón, lo ponía a cuidar la puerta. Voy y abro el baúl de mamá y empiezo a ver todo lo que mamá había guardado, había recuerdos de mi papá, de mis abuelos, cartas, fotos, pinturas y maquillaje, con este último mis amigas y yo nos maquillamos. Nos pusimos las medias de nylon de mamá y de pronto descubrí una caja en el fondo del baúl y vemos que contiene algo redondo y plástico, lo soplamos he hicimos bombitas y no los repartimos entre todas, después de esto, yo bajo y le digo a todas mis amigas que tomemos una copa de Anís, luego se fueron y mi hermano y yo tomamos aquella bebida dulce y rica. No recuerdo nada más, pero de pronto abro los ojos y veo a mi hermano acostado a mi lado, a mamá  y a mi tía Herminda alrededor de la cama con miradas de preocupación.  A mí me dolía todo el cuerpo, tenía la vista nublada, nos costó recuperarnos 5 días. Cuando la fiebre desapareció mamá me agarró, me levantó el vestido y me empezó a pegar duro con la mano y con una varita, luego me agarró por el cabello me lo amarró y me guindó a la cuerda de guindar la ropa, dejándome ahí. Era la primera vez que mamá me daba una paliza de aquella magnitud, mi tía Herminda se apiado de mí y me bajo de la cuerda y me dice “¿No te acuerdas de lo que hiciste?” y yo solo me acorde de las bombitas que regalé a las niñas. Mi tía dice “Lo que le regalaste a las niñas, lo tenía tu mamá guardado desde que tu papá se fue y todo el pueblo se reía y pensó mal de tu mamá” ¡Hoy en día entiendo que lo que yo había regalo eran condones, que en esa época tenerlos era pecado! Y yo le pregunté a mi tía ¿Y qué más? Ella respondió “Tu hermano y tú se tomaron las dos botellas de licor, la de anís y la de caña blanca y se volvieron locos, abrieron la cuadra y soltaron a todos los animales de noche, abrieron el gallinero y se escaparon todas las gallinas, botaron todo el maíz almacenado en el hórreo, prendieron todas las luces, abrieron todas las puertas y luego se fueron al monte”
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Distintos Hórreos típicos en Galicia.


Distintos Hórreos donde se almacena el maíz.


Cuando en la noche llegó mamá y vio aquel desastre, pidió ayuda al pueblo, en una noche oscura y todos con antorchas buscándonos a nosotros y a los animales sueltos. Nos buscaron por todas partes y no nos encontraban, mamá lloraba desconsoladamente, era la época de otoño en que los lobos salían de noche y atacaban a la personas. Ella pensó que el lobo nos había comido, siguieron buscando y a media noche en unos matorrales, pegados a un riachuelo, estábamos mi hermanito y yo uno al lado del otro inconscientes, ardiendo en fiebre. Mi tía dice que temblábamos y estábamos rojos, buscaron un médico y habíamos ingerido tanto alcohol que estábamos graves, al recuperarnos y mi tía contarnos esto, yo no podía creer que dos niños tan pequeños hubiesen hecho ese desastre. Mi hermano no me miraba, se alejaba de mí y yo estaba tan avergonzada con mamá que la evitaba, no la miraba, dormía en otra cama y tenía tanto miedo de que mamá no me quisiera, que al día siguiente caí delante de mamá de rodillas pidiéndole perdón llorando como una magdalena y agarrándole las manos. Mamá me miró muy seria, fijamente a los ojos, yo temblé, pero su mirada era de amor, ella me abrazó y me dijo “No vuelvas hacer eso” y le dijo a mi hermanito que me abrazara y los tres nos dimos un inmenso abrazo olvidando lo sucedido.
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El lobo feroz pintura realizada por José Antonio Martinez.


Obra realizada por el pintor español José Antonio Martínez.


Antorchas de paja y un lobo feroz.

Fotos tomadas en Pontevedra en nuestro primer viaje a España, en 1975, en la casa de la abuela de Isidro Montoto padre. Obsérvese al fondo la cuadra de las vacas y la forma como se visten las personas en las aldeas.


En la foto, los tíos y abuela de Isidro Montoto López padre, con ellos Isidro José hijo y mi persona Doloes Señaris Calviño cuando viajamos a España y visitamos la Provincia de Pontevedra en 1975.

Recuerdo otro momento histórico en aquel pueblo, el gobierno a través de una compañía  eléctrica, empezó aplanar los montes, hacer carreteras y a colocar los postes para instalar la luz eléctrica. Nosotros no sabíamos que era eso, no podíamos entender que por medio de aquel interruptor de luz, el bombillo se prendiera y este iluminara completamente la casa. Mi hermano y yo nos mirábamos sorprendidos al ver aquella maravilla, a partir de ese momento no habría más oscuridad y esto nos hacía felices. Ya yo tenía 9 años y mi hermano 6 años, un día llegó una carta de Brasil, con una foto de mi papá. Mi hermano y yo nos quedamos viendo aquella foto de nuestro padre vestido de forma elegante, se veía buen mozo, llevaba traje y corbata, estamos emocionados porque era la primera vez que veíamos una foto suya, ya que en casa no había ninguna, esto nos impactó y los dos a la vez dijimos “Que hermoso es nuestro padre”. Yo lo miraba en la foto a los ojos y me daba cuenta que mi hermano y yo nos parecíamos muchísimo a él.
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Mi papá Jesús Señaris Lens.


Mi papá Jesús Señaris Lens. en Brasil, año 1959.

Papá nunca escribía, no sabíamos nada de él, por eso nosotros cuando veíamos pasar un avión gritábamos “Ahí va nuestro papá” además de la foto, nos mandó unos regalos, a mí unos zapatos de charol, a mi hermanito un conjunto de pantalón corto y a mamá un collar, junto con unos zarcillos de perlas, aquello era algo que nosotros no habíamos visto nunca ¡Todo era precioso! Mi hermano y yo estábamos emocionados porque papá se acordó de nosotros y yo les mostré a todas mis amigas lo que me había mandado y les decía “Mi papá si me quiere, lo que pasa es que él está en América y algún día vendrá a buscarnos”.

Este relato muestra, lo importante que son nuestros padres en la infancia, los hijos deben ser criados por ambas figuras.
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El hermoso pueblo Arabexo y su iglesia en Val Do Dubra Galicia en la Provincia de la Coruña de donde es mi familia..


Pintura realizada por el pintor español José Antonio Martínez.


Fotografía tomada por mi persona Dolores del pueblo de Arabexo en agosto 2013.


Iglesia Santa María de Arabexo, obra realizada por el pintor José Antonio Martínez.


Dolores Señaris Calviño visitando la Iglesia de Arabexo en agosto 2013.
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El pueblo de Erviñou en Val Do Dubra en Galicia y su Iglesia.


Pintura del pueblo de Erviñou en Galicia, realizada por José Antonio Martinez.


Iglesia de mi pueblo Erviñou en Galicia pintada por José Antonio Martinez.


Fotografía de la Iglesia de Erviñou en Galicia, tomada por mi persona. Agosto, año 2013.


Mi persona Dolores y mi  hermano José delante de la Iglesia de Erviñou en en Galicia en el 2013.


Mi persona Dolores  visitando mi  pueblo Erviñou en  Galicia en el 2013.


Encuentro de mi persona Dolores con vecinas y primas de Erviñou en el 2013.
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Como autora de este Blog Es un orgullo escribir mi historia.

             

Dolores Señaris Calviño en mi tienda de 35 años en Caracas.

Como autora de este Blog Es un orgullo escribir mi historia y describir todos estos pueblos maravillosos, donde todavía hoy en día vive la mayoría de mi familia, que hayan pasado tantos años y llegar allí después de 55 años y encontrar a tus vecinos a tu familia y que te recuerden y te traten con tanto respeto y cariño, para mí es maravilloso y siento un orgullo muy grande de haber nacido allí y tener esa familia maravillosa.
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Dolores Señaris Calviño, autora del blog( Sola en América) y del blog (Te amo Venezuela mi país) y de la  página, (F.Publividas) y presidenta de la Fundación, ( F.Vidas La Milagrosa en Facebook


Dolores Señaris Calviño de 63 años pintura de José Antonio Martinez.

Quiero darle las gracias al pintor José Antonio Martínez, por permitirme embellecer mi Blog con sus hermosos cuadros.
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En estos tiempos, por ejemplo, en Venezuela han sucediendo sucesos importantes y todos los venezolanos estamos a la expectativa, los acontecimientos políticos, los sociales, y el día a día es bastante difícil, pero en la unión está la fuerza, con el trabajo y buena voluntad saldremos adelante como salieron otros países que han pasado por algo parecido, sigamos luchando y oremos por nuestras familias. Ojalá que los gobernantes puedan dirigir a Venezuela hacia un futuro positivo.  Dolores Señaris Calviño
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Nota: para saber más de todo lo que realizamos en Internet, aquí tienen los Link de cada una de las páginas solo haz clic en cada una de ellas y aparecerá la información. Se reservan los derechos de autor. Gracias por seguirnos.
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9 comentarios:

  1. Me encanto la historia de las vacas y me reí mucho con lo de los condones. Continua así.
    Es una historia alegre !Exito¡

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  2. Chelo Calviño Pumar Hola loli,espero que a la gente que no le ha tocado vivir estos tiempos,o incluso, que siendo mayores,y que su vida haya transcurrido,en un pueblo,una ciudad,una capital,(y no una pequeña aldea como la nuestra).Sepan dar la importancia necesaria que tiene esta historia,aparentemente uno empieza a leer y puede estar pensando que esto es de hace mas de un siglo x lo menos,pero la realidad es otra bien distinta,hace tan solo 40 y tantos años eso se vivia en muchas aldeiñas gallegas y tan veridico como la vida misma.No carreteras ,no coches,no motos,ni siquiera una sencilla bicicleta x que la bicicleta no se podria andar con ella x esos caminos y x otro lado no DINERO x eso mismo nuestros gallegos tuvieron que emigrar a las Americas en busca de una vida mejor y gracias a dios yo en ese caso me siento muy contenta x que mi familia que se fue todos han sabido buscar una situacion mejor,algo muy meritorio y valorable puesto que alguna gente se marcho de su querida España sin apenas saber leer ni escribir Que triunfo!!!.Son de un merito que no se puede expresar en pocas palabras,pero yo les considero Grandes,Muy Grandes!!!!y leyendo tu historia todo se siente como antaño,y la gente que no lo ha pasado,espero que disfruten con esta historia,que la sigan Vale la pena gente!!!!Leyendo" Sola en America "los que tengan un poco de sensibilidad viviran una narracion muy interesante.Te deseo mucha suerte Loly y x supuesto no me perdere ni una sola linea.Un Besazo Guapa!!.........

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  3. Nunca una historia tan real me ha venido tan bien.
    Es una prueba, si consigo enviarlo

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  4. me hace retroceder en el tiempo, no a eses años, sino a los años en que me lo contaban mis abuelos y me hace recordarlos, muy bien

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  5. Leer esta historia es tan motivante que pareciera estar viviendo ese momento. Uno queda con el sabor de volver a leerla y ver que viene después. En venezuela eredamos muchas de esas costumbres tan hermosas, que todavía algunas se mantienen, sobre todo en los Andes Venezolanos, donde muchos inmigrantes europeos fueron acobijados. Bella historia. Deseo mucho éxito a la autora en esta obra.

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  6. Hola, a todos los seguidores de este blogs, yo su autora quiero darles las gracias por tanto alago y expresiones de cariño, quiero decirles que gracias a ustedes, en tan solo unos cuantos capítulos hemos sobrepasado, mil quinientas entradas de muchas partes del mundo, pero lo que mas me sorprendió es que me están siguiendo de ese pueblo que narro en la historia, ya llego la tecnología allí y eso me encanto. Gracias de nuevo y reciban un abrazo que esta historia los una en todo el mundo. Dolores Señaris Calviño desde Venezuela.

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  7. ¡ Qué preciosas canciones decoran este capitulo ¡ Ellas le dan todavía mas vida a lo que se está leyendo. Parece que el lector está viviendo el momento al lado de la autora. Mirla como siempre dándole colorido y vida. y el video de Oliñas Veñen y Van que es como un himno de Galicia. En algún momento tendremos la dicha de escucharlo en voz de la autora del libro, pues sabemos que es una de sus preferidas. Suerte.

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    1. Lo que relatas en el blog de la Galicia rural de esos tiempos es una verdad muy grande, que solo somos conscientes de ello las personas que lo vivimos.
      Los inviernos de antes eran insufribles, tú lo expresas muy bien, el clima de hoy nada tiene que ver con el existente en aquel entonces, la Galicia pobre de antaño no tiene nada que ver con la Galicia de hoy.

      Las mujeres del rural gallego trabajaban mucho más que los hombres, tenían que ser amas de casa, esposas y trabajadoras del campo. Todas ellas merecen un gran homenaje.
      Los pueblos gallegos se fueron quedando desabitados porque la gente emigraba a las ciudades en busca de una mejor calidad de vida.
      Galicia fue la región de España en proporción a número de habitantes donde más gente ha emigrado.

      Por todos los países de mundo es muy difícil no encontrar un gallego.

      Purificación González.

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